Soy un espécimen único y valioso en el mundo, totalmente diferente a ti. Trátame con el respeto y admiración que eso merece que yo así te trataré. Cuídame y juntos haremos un peculiar jardín.
Hace dos o tres días estaba con mi niña acostándola cuando de pronto se echó a llorar.
Me preguntó si sus abuelitos iban a morir y ya no estarían nunca más.
Entonces me acordé de mi misma haciéndole esa pregunta a mi padre.
Mi padre, que no es especialmente creyente, y es muy honesto, me contestó que no sabia que pasaba cuando las personas morían.
Recuerdo noches enteras con un miedo espectacular imaginando que sería de mi al morir. Como sería esa posible nada. Entonces tendría como mi hija 7 u 8 años.
En aquel momento que mi hija lloraba comprendí perfectamente como se sentía y le di la siguiente respuesta.
Las personas estamos hechas de amor que circula entre nosotros.
Las personas que nos aman ponen semillas en nuestro corazón, las cuidan y crecen en nuestro interior hasta fundirse con nuestro ser.
Cuantas más semillas tienes más grande es el árbol y más semillas puedes poner tu luego en los demás.
Las personas cuando mueren nunca mueren del todo pues han depositado una parte de ellas en nuestro corazón y ya son parte de nosotros.
Así todas las personas que nos amaron algún día siempre nos acompañaran aunque su cuerpo muera.
Así vamos nosotros, de aquí para allá cargados de semillas, en su mayoría de amor. También las hay de malas yerbas que nos lanzaron y que hicieron crecer el resentimiento, por ejemplo. Estamos hechos de ellos y de nosotros. Estamos hechos de todos y de todo.
Arranquemos las malas hierbas y dejemos que las semillas de amor florezcan.
Eso sí que vale la pena. Eso sí que es lo prioritario para todos. Espero que lo entiendas.
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