Hoy he visto esta imagen en Twitter y la frase me ha hecho reflexionar.
Desde hace muchos años cuando salgo a la calle intento sentir la vida de ese modo único que me ha sido dado. Miro a la gente pasar, actuar, sin juzgar intento comprender como se sienten. Porque en el sentimiento he aprendido que estamos muy solos. Encorsetamos nuestra vida en los supuestos de lo establecido como correcto e incorrecto.
Las personas especialmente emocionales detectamos las incoherencias al segundo. Me preguntas como estoy pero tu voz tus gestos me dicen que te importo un pimiento. No te juzgo, haces lo que crees correcto, es de buena educación interesarte por otros pero en realidad no te importan todos ellos (por ejemplo yo). Sin embargo es duro ver como el mundo se mueve de esa manera tan superficial.
A lo largo de mi vida he tenido suerte de encontrar unas cuatro o cinco personas con las que podía hablar de mis sentimientos. Intentar comprender toda la incoherencia que me rodeaba. Intentar comprender el rechazo que producía en los demás mi forma de ser. Comprender el sufrimiento que me causaba pensar que mis emociones no eran adecuadas o eran demasiado intensas. La mayoría de las personas que encontraba no eran capaces de hablar de lo que sentían, otra parte eran capaces de hacerlo durante aproximadamente un minuto antes de cambiar de tema. Por eso para mi esas personas son como tesoros a conservar. Almas sensibles que he de atender y cuidar.
Me hubiera gustado que mi vida fuera una autopista pero fue campo a través y no me gustan los bichos. La oscuridad me da miedo siempre me gustó el sol. Creo que he llorado demasiado por miedo. Debí haber sido más valiente. Debí ser más segura. Allí estaban mis pensamientos para atemorizarme. Me contaban que iban a venir los caníbales y me iban a cocinar o un tigre me comería saliendo de la espesura. Claro son metáforas.
El amor era mucho amor. El miedo era mucho miedo. Aún lo siguen siendo. Demasiado para que a cualquiera en su normalidad supuesta pudiera parecerle racional o sensato. Sin embargo cuando alguien moría yo no lloraba. Cuando me daban una maravillosa sorpresa no me emocionaba. Era como si no sintiera nada. ¿Que tipo de persona era yo?. Hoy ya no me pregunto eso. Hoy sé quien soy.
Me equivoqué y ahora me arrepiento. Hay personas a las que no les puedes contar lo que sientes porque se asustan. Es como si yo hubiera ido a lo largo de mi vida derribando barreras y mi ancho de banda fuera absoluto. Es como si toda esta comprensión me hubiera permitido alcanzar un número mayor de sintonías, frecuencias, pero al mismo tiempo pensaba que el resto de los mortales también alcanzaban a comprender la vida de esta manera. Pero no es así.
La mayoría de las personas se encuentran encerradas en su círculo de creencias. No son capaces de sintonizar con personas que tienen valores distintos y que viven desde otra perspectiva. La mayoría rechazamos a los que no entran dentro de nuestros supuestos aprendidos que arrastramos generaciones y generaciones y que en muchos casos nos impiden avanzar. Estereotipos absurdos que nos ayudan a vivir sencillo pero no nos ayudan a ser felices, a comprendernos, a crecer a nivel interior.
Llega un momento en que una persona como yo acepta la soledad del alma. Vive lo que antes fue un castigo como una bendición. Comprende que es capaz de llegar a todos pero no todos pueden llegar a ella. Que lo que es no parece y lo que parece no es. Que hay un lenguaje propio de cada persona que es como una carretera secundaria que llega hasta su corazón. Que conducir esa carretera y alcanzarle es un don que hay que utilizar sólo cuando es necesario y para ayudar a esa persona a ser feliz y avanzar.
Porque la mayoría de las personas se bloquean en un momento de sus vidas. Todas tenemos temas pendientes de los que no podemos hablar. Cuestiones que nos atormentan. Todos hemos sentido la soledad del alma y la mayoría no conocen la carretera secundaria que lleva al corazón de los demás. De hecho incluso hay quien piensa que no existe carretera. Pues si hay un camino para que tu puedas expresarte y comprenderte, es así.
Si escribo aquí en este Blog. Si me desnudo es porque sé que hay personas que se sienten solas a las que sus emociones les pesan demasiado. A todas ellas les digo que hay un camino, que hay esperanza. Que acepten que el mundo es terriblemente injusto y que van a encontrar incomprensión pero que hay que continuar porque cuando lleguen a comprender lo que les pasa podrán ayudar a otros y construir un mundo mejor para todos.
NO ERES EL ERROR. ERES LA ESPERANZA.
Esta frase la escribí el 15 de abril.
Me equivoqué en la fecha.
Que bonito.
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