Que manía tenemos las personas de
juzgarlo todo como positivo o negativo. Las cosas son y están ahí
sin un sentido positivo o negativo simplemente aparecen, existen,
llegan. Pero ahí vamos nosotros corriendo a darles una valoración.
Cuidado con las palabras. Cuando dices
que algo, o alguien, es de una manera, en realidad sólo estás dando
tu opinión. Sólo estás diciendo lo que a ti te parece bien o mal,
adecuado o inadecuado, lo que te gusta o lo que no. Lo que tu dices
no es universal ni lo será nunca.
¿Quién decide lo que es estético o
no? ¿Quien decide lo que es bueno o no para alguien?.
Tengo una amiga que se preocupa mucho
por su peso. Cuando a alguien le sobra peso, por ejemplo a mi,
enseguida empieza a decir que eso no es sano ni le parece estético.
Me lo dice porque tiene mucha confianza conmigo y yo se lo aguanto
porque es mi amiga, pero no creo que nunca llegue a convencerme de
que tiene toda la razón por mucho que sea tajante en sus
declaraciones. Podré admitir parte de ello si coincido con su forma
de ver las cosas pero siempre será mi opinión igual que lo es la
suya.
Esto del peso aún puede ser medido y
existen unas tablas establecidas por instituciones más o menos
reconocidas en el ámbito de la salud. Pero ¿Que pasa cuando
empezamos a valorar las cualidades personales o los comportamientos
de manera positiva o negativa?. ¿Cual es el resultado? ¿Ayudamos a
alguien con eso? ¿Estamos siendo justos en nuestras valoraciones?
¿Cómo puede afectar eso a otra persona? ¿Cómo le estamos haciendo
sentir?.
Se dice por ahí que todos tenemos
defectos y virtudes. Pues yo creo que es mentira. Todas las personas
tenemos comportamientos, pensamientos y sentimientos, esa es la
realidad. Yo diría que tenemos unas determinadas características que
pueden gustar más o menos a otras personas dependiendo de, el
momento, el lugar, la cultura la edad el sexo, la religión y muchas
otras variables cuantificables o no, objetivas y subjetivas. Demasiada
complejidad como para caer en el simplismo de tachar algo de bueno o
malo a la primera de cambio.
La reformulación positiva
Aunque te parezca increíble a todo le
podemos dar la vuelta y si practicas un poco serás capaz de valorar
una misma cosa, en ti o en los demás, de maneras distintas y podrás
darle las connotaciones que quieras. Ya sabemos que no es lo mismo
“llegar tarde” que “hacerse desear”, la cuestión es que tu
quedaste a una hora y has llegado a otra. Tampoco es lo mismo hablar
por los codos que tener una gran capacidad de expresión verbal.
Seguro que te acuerdas cuando te decían
que eras malo. Te acuerdas cuando te dijeron que algo en ti no era
adecuado, que estabas mal, que no llegarías. Tu eres un ser único y
especial y digno de todo el amor del mundo, todas las personas lo
somos. Puedes cambiar si quieres pero sólo si tu quieres, no porque
alguien un día te diga que lo hagas.
Porque esa es la cuestión más
importante. Cómo tú te defines y cómo te define tu entorno crea tu
propia identidad así que ¡¡Cuidado!!. Principalmente en la
infancia hay que estar alerta con las valoraciones porque esto puede
influir en la autoestima que desarrollemos en el futuro y la
autoestima y la felicidad van de la mano. Por tanto, considero
adecuado ser prudente en las afirmaciones que se hacen sobre los
comportamientos de los demás, especialmente en el caso de los niños
y niñas. Pero además, escúchate también a ti mismo/a cuando
hablas sobre ti. ¿Que te estás diciendo?.
Bueno, ya sabemos que en esta cultura
queda muy bien que no hablemos bien de nosotros, so pena de parecer
egocéntricos y engreídos. Pues entonces al menos intenta ser
objetivo, céntrate en el hecho y no lo extrapoles a un rasgo de
personalidad. Si una persona ha hecho algo y eso no te ha gustado, destaca el hecho, no tu interpretación del mismo. Si piensas que te has equivocado, toma distancia y observa
el hecho, intenta no sentirte mal sobre el mismo. En este mundo no hay desastres, ni malos, ni charlatanes,
ni vagos, ni tontos, en este mundo hay comportamientos a los que tu
das un valor y un mismo comportamiento puede ser valorado de maneras
muy distintas.
Reformulación positiva y búsqueda
de empleo
La única persona autorizada a darle un
valor determinado a una conducta propia y decidir cambiarla,
mantenerla o aumentarla eres tú mismo. Los demás pueden hacerlo,
si, pero sin autoridad alguna. Si en alguna entrevista te animan a
que hables mal de ti, dale las vueltas que tu quieras pero no lo
hagas. Tu eres capaz de convencerles de que eres la persona idónea,
siempre que tu creas que lo eres, y si no les convences esta vez ya
les convencerás a la próxima.
Los seleccionadores saben muy bien qué
tipo de persona buscan para un puesto y tienen su propio criterio
sobre ti. Sobre tu conducta, tu vestimenta, tus palabras. Les has
dado una impresión subjetiva nada más llegar, les has entregado un
currículum con todos tus logros y extraerán unas conclusiones de
ello, es inevitable. Pero hazte un favor siempre, no les pongas en
bandeja el poderte descartar. Ya que las cosas, incluso tus
comportamientos, solo existen y ya está, no seas tú quien las
valore negativamente. Eso es el trabajo de ellos y lo harán, el tuyo
es mostrarle lo que realmente vales y seguro que es mucho, mucho más,
de lo que nadie jamás hubiera imaginado.
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