La muerte es tan real que me sorprende.
Normalmente se piensa que es lejana que nos pasará dentro de muchos años. Sin embargo la muerte es tan Real y cotidiana. Pongo las mayúsculas en REALIDAD porque es algo que pasa todos los días a todas las edades y puede durar un segundo. La muerte es así, ahora estás y ahora ya no estás. Esto es algo que lejos de asustarme no deja de sorprenderme.
Ahora trabajo en una residencia de mayores todos dependientes. Ahí se convive con la muerte. En las comidas a veces se habla de los que ya no están, cómo eran, lo que hacían, se les recuerdan con cariño porque les han cuidado y han convivido con ellos, en algunos casos durante muchos años. Al final después de 20 o 25 años trabajando en el mismo sitio es como tu otra gran familia.
Cuando el Director se fue de vacaciones me preocupé un poco y le dije a un compañero. ¡¡A ver si se muere alguno!! y el me miró sorprendido y me dijo. -¡¡Xiqueta esto es una residencia!! ¡¡Aqui se mueren!!. Desde que yo entré hace cuatro meses se han muerto cuatro ancianos. Lo cierto es que la edad es lo de menos. Allí se cuida muy bien. Hay un equipo de profesionales que sabe muy bien cual es su trabajo para que mejore la calidad de vida de los residentes pero, aunque tengan todos los conocimientos y las personas estén atendidas 24 horas por un equipo de enfermería, la muerte es así, como la vida misma, porque es la misma vida y, aunque se puede curar, se puede ayudar, cuando llega ha llegado y aún no sabemos resucitar a los muertos.
Llega un momento, hora, minuto, en que el médico dice, ha fallecido, firmado: el médico.
Sí, claro que se siente dolor, porque se les quiere, por eso se llaman "seres queridos", se les echa de menos, sólo se recuerda lo bueno y siempre nos parece que no era el momento, que no es justo. Porque la muerte no es justa nunca, la muerte solo es.
Esta tarde he salido de mi trabajo con el coche por el mismo camino de siempre. A unos metros de mi lugar de trabajo, apenas 300, antes de la segunda rotonda por donde paso cada día, un accidente, dos turismos, dos coches de policía, una ambulancia. He pensado que sería un atropello o un alcance. He pasado por donde me han indicado, muy cerca. Que más da lo que fuera, allí en el suelo, en ese mismo momento había una persona tumbada sobre el asfalto y los técnicos estaban practicando la reanimación. Piensas. -Podría haber sido yo, o un compañero. Ahora estás. Ahora no estás. Así de rápido es, tan rápido que no creo que dé tiempo ni a creer que te estás muriendo allí en medio de una rotonda rodeado de policías.
La muerte es parte de la vida. Cuando alguien se marcha ya no vuelve, pero los que nos quedamos y aún estamos vivos. También es bueno recordar que estamos aquí todavía muchos "seres queridos". ¿No crees?.
Sería conveniente estar preparados. No es habitual estarlo, más en determinados casos, en determinadas, circunstancias. Pero pasa y puede pasarte a ti, a tu madre, a tu padre, a tu hermano, a tu marido, a tu mujer, a tu amiga o amigo o a tus hijos.
Lo mejor es saber que vendrá un final, aunque no nos guste. Lo peor es el sufrimiento de antes, si lo hay, y el de los que se quedan después. Eso también es parte de la vida, y es en lo que hay que trabajar hasta el último suspiro, en el sufrimiento, y en la felicidad, porque eso tiene arreglo y la muerte, de momento, no tiene vuelta atrás.
Ella llega siempre seguro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Siempre dispuesta a leer tu opinión.