No te pertenezco a ti. Ni a tu familia, ni a la mía, ni a la nuestra. No soy del país en el que estoy, ni de la ciudad en la que vivo o en la que nací. No formo parte de mi cultura, ni de las costumbres de mi entorno, ni soy confesa de la iglesia mayoritaria, ni de la minoritaria, ni de ninguna religión y sus dogmas. No soy afín a ninguna corriente de pensamiento ni me define profesionalmente ninguna de las vertientes de mi profesión o ella misma. No existe adjetivo con el que me identifique. Yo no soy palabras, ni sonidos, ni imágenes, ni pensamientos, ni sentimientos permanentes. No estoy dentro ni fuera. No tengo posición ni postura que no pueda cambiar. Me escapo, si. Me quedo. También. Depende. Según. Tal vez. O no.
Me llamo Delfina y las raíces están en mi interior y no soy la misma que conociste, ni la que viste ayer ni la que se levantó esta mañana. No soy de mi hija, ni de mis padres, ni de mi marido, ni de mis amigos. Puedo elegir cuidarte, estar contigo una parte de mi tiempo, dejar que me toques, que me mires, escuchar lo que me dices, ir contigo donde tu me pidas pero no soy parte de aquello que te empeñas en definir como tuyo. Puedo elegir.
Puedo darte mi amor, mis caricias, mis palabras, mi tiempo, mis versos, mis sonrisas, mi trabajo, mi compañía. Puede que hagamos un trato en el que se estipule que te cederé algo de esto pero no existen los tratos o los contratos inquebrantables. Un día puedo decidir dejar de dar, dejar de todo, dejar a las personas a las ciudades, las aficiones, la empresa, el trabajo.
Puedo decidir cambiar y además hacerlo. Podría dar media vuelta y alejarme, o pararme o ir más rápido o distraerme o cambiarme de camino o de acera o podría salir del armario o entrar en razón. Un día podría decidir encajar o desencajar. Podría decidir ser obediente o rebelde. Podría coincidir contigo o no estar de acuerdo. Por eso yo no te pertenezco a ti ni soy de ninguna manera que a ti te gustaría que fuera o me comportara o al revés.
Porque estoy en mi misma. Entera, rotunda y verdadera. Cerca de todo y de nada. Sin miedo a desintegrarme por el gusto de sentirme única y libre, me lo reconozcas tu, o no.
Yo soy mi única líder y salvadora.
Si la vida piensa que me tiene se equivoca.
No soy de nadie, nada me define.
Y tu también eres libre. Creetelo ya.
La foto es de lisasolonynko. Extraída de morguefile.
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